Hoy sabemos, en parte gracias al uso de la herramienta "antenas", que cuatro de cada cinco casos de agresiones sexuales, golpes e insultos a niños ocurrieron en casa; o que dos de cada cinco infantes que llegan a urgencias en hospitales públicos del DF fueron víctimas de la violencia de sus propios padres: heridas de arma blanca o de fuego, y golpes deliberados o quemaduras, con la estúpida justificación de educarlos.

Nuestra misión es recuperar la confianza de esas víctimas de la sociedad, ayudarles a recuperarse y dar voz a quienes no habían podido hablar por temor a los adultos.